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Saigón a través de los ojos de Marguerite Duras

Si tienes ganas de conocer Vietnam, te propongo una experiencia inolvidable, que desafía al tiempo y rinde homenaje a una grande de la literatura francesa: recorrer el exótico y emocionante Saigón colonial que Marguerite Duras relata en su libro “El amante”.

“Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: “La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud, su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado”.

Pienso con frecuencia en esta imagen que sólo yo sigo viendo y de la que nunca he hablado. Siempre está ahí en el mismo silencio, deslumbrante. Es la que más me gusta de mí misma, aquélla en la que me reconozco, en la que me fascino.

Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde.”

Así da comienzo el libro El amante. El Saigón de Marguerite Duras es hoy en día, la ciudad de Ho Chi Minh, una de las ciudades más pobladas de Vietnam y puerto principal de mercancía y cruceros, a tan solo 60 kilómetros del mar de China. Saigón fue la capital de la colonia francesa de Cochinchina y posteriormente la capital de Vietnam del Sur tras su independencia. En 1975 la ciudad se unió a la provincia circundante de Gia Định y cambió su nombre a Ho Chí Minh, aunque aquel continúa siendo utilizado de manera popular.

Devoré el libro de “El Amante” en mi época universitaria y me fascinó. Por eso cuando visité la ciudad, durante un crucero que mi hermana y yo hicimos por Asia, no podía dejar de fijarme en detalles de ese Saigón colonial de los años 50 que se relata en el libro.

La escritora francesa Marguerite Donnadieu, que después será Duras, nació en 1914 en Gia Dinh, ciudad situada al norte de Saigón. Sus padres eran profesores que trabajaban para el gobierno francés. Su padre regresó a Francia en 1918 debido a una enfermedad, donde falleció, y su madre, directora de una escuela en Sa Dec, decidió quedarse en Indochina con sus tres hijos: Marguerite, de cuatro años, y dos hijos mayores. La vida de Marguerite en Saigón refleja contradicciones, por un lado vive una vida de blanca y colona francesa llena de privilegios al mismo tiempo que austera, tras la ruina y bancarrota de su familia.

Con 15 años, Marguerite entra en el Liceo Chasseloup- Laubat (hoy en día, el colegio Le Quy Don) de Saigón. Su madre quiere que estudie y que triunfe. Allí conoció a Leo, el hombre que sería conocido como el Amante chino y los dos comenzaron una historia de amor. Durante el primer año se aloja en la pensión Lyautey, ya que el liceo no tiene internado. El segundo año, su madre de traslada a Saigón al ser nombrada directora de una escuela de niñas y la casa familiar está cerca de la escuela, en la antigua calle Testard hoy Vo Van Tan, en el número 141.

Leo ayudará a la familia de Marguerite económicamente. Es una sórdida historia, donde la madre y los hermanos buscan la riqueza del amante. Tras dos años de relación, las familias de ambos no aceptan su unión y Marguerite y su familia deciden regresar a Francia en 1931, aunque Duras regresaría un año más tarde para terminar el último año de escuela.

Durante la etapa que Marguerite vivió en Saigón hay ciertos lugares que te transportaran a la época colonial y que merecen la pena visitar:

“Años después de la guerra, después de las bodas, de los hijos, de los divorcios, de los libros, llegó a Paris con su mujer. El la telefoneó. Soy yo. Ella le reconoció por la voz. Él dijo: sólo quería oír tu voz. Ella dijo: soy yo, buenos días. Estaba intimidado, tenía miedo, como antes. Su voz, de repente, temblaba. Y con el temblor, de repente, ella reconoció el acento de china. Sabía que había empezado a escribir libros. Lo supo por la madre a quien volvió a ver en Saigón. Y después se lo dijo. Le dijo que era como antes, que todavía la amaba, que nunca podría dejar de amarla, que la amaría hasta la muerte”. Neauphle-le-chateau, Paris, febrero-mayo de 1984

Saigón, es una ciudad maravillosa, y se hace aún más especial si lo haces a través de los ojos de Marguerite Duras. ¿Te animas?