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Art Basel Basilea y los Wickelfisch

He leído que el arte estimula el pensamiento creativo, que mejora nuestras habilidades para resolver problemas y estimula la mente a buscar soluciones únicas y originales que no necesariamente se adapten a las normas establecidas. Cuando vemos un cuadro se activan en nuestro cerebro áreas relacionadas con el placer, las mismas que se activan cuando estamos enamorados.

El arte en general me apasiona, y el arte contemporáneo en particular me fascina.

Disfruto viendo arte. El Arte es una forma de ver, de entender. Se ha convertido en una dulce necesidad, que me relaja, estimula y me sumerge en un mundo lleno de sensaciones y emociones.

Es precisamente esta afición, la que me llevó a viajar a Basilea con motivo de la feria Art Basel; Ya había asistido a la de Miami y quería conocer la versión europea desde hacía tiempo, pero las fechas no son buenas para los que tenemos hijos en edad escolar, porque suele coincidir con la semana de fin de curso; este año las fechas han sido perfectas me podido cumplir mi deseo.

Para aquellos que no estén familiarizados con Art Basel, se trata de una de las ferias de arte contemporáneo más importantes del mundo, y la edición de Basilea, sede original de la feria, representa la feria de arte contemporáneo más importante de Europa. Art Basel tiene lugar la tercera semana de junio de cada año, en la ciudad suiza de Basilea desde el año 1970. Se trata de la “madre de todas las ferias” que transforma la ciudad en el mayor museo efímero del planeta.

Llegamos un jueves y dedicamos el viernes entero a la feria, que tiene lugar en el palacio de exposiciones Messe Basel, justo en el centro de la ciudad. Es emocionante llegar a la Messeplatz, entrada principal de la feria y ver el trabajo de la artista suiza Claudia Comte, NOW I WON, una estructura de enormes dimensiones hecha de troncos de madera, una instalación cautivadora que además ofrecía la posibilidad de competir con juegos y ganar obras de la artista, de ahí el título de la escultura.

El ambiente es indescriptible, imaginaros más 100.000 visitantes procedentes de todo el mundo y tú ahí en medio de todo este espectáculo rodeado por 300 galerías y 4.000 artistas. ¿No es apasionante? Todos y cada uno de los que estamos ahí amamos el arte, así que una se siente rodeada de cómplices de un mismo delito. No tiene precio.

Nos recorrimos la feria casi al completo, descubriendo artistas, obras, creatividad, ideas… incluida la edición Unlimited, un mega espacio, plataforma de unas 76 obras a gran escala situadas en el Hall recién renovado por el estudio de arquitectura Herzog & de Meuron, responsables también de la circular Torre de Messe justo a la entrada.

Quizás el éxito de Basilea no se deba sólo a la feria sino a la propia ciudad y a sus ciudadanos. Art Basel es un encuentro del arte con la sociedad actual, cada obra ofrece una oportunidad única para despertar, analizar, pensar, debatir e interactuar con otros sobre temas actuales, inquietudes o nuestras propias realidades.

Ir a Basilea es siempre un buen plan en cualquier época del año, ya que la ciudad es considerada la “capital cultural de Suiza”. A pesar de ser una ciudad relativamente pequeña cuenta con más de cuarenta museos e instituciones relacionadas con el mundo del arte que no vas a tener tiempo para aburrirte.

Si vas a Basilea, no puedes perderte al menos tres museos casi obligatorios. Por un lado, está la Fundación Beyeler. Ya de por sí, el edificio es una auténtica obra de arte. Diseñado por el arquitecto Renzo Piano, premio Pritzker 1998, y que ha diseñado también el Centro Botín de las Artes y de la Cultura en Santander (junio 2017) entre otros. Este museo alberga la colección privada de Hildy y Ernst Beyeler, coleccionistas de arte y co-fundadores de la feria ArtBasel. La colección cuenta con unas 200 obras de reconocidos pintores entre los que cabe destacar Picasso, Warhol, Lichtenstein, Degas, Moner, Cézanne, Matisse, Van Gogh, Miró, Tàpies, Chillida, Giacometti o Bacon. Precisamente la escultura “L’homme qui marche II” (1960) de Giacometti, artista suizo y gran amigo de la familia Beyeler, es considerada prácticamente la imagen corporativa de la fundación.

El Kunstmuseum o Museo de Bellas Artes está considerado el primer museo público municipal del mundo y fue seleccionado como el quinto museo mejor del mundo por reputados críticos de arte del “The Times” de Londres en 2013. El año pasado se inauguró la ampliación del museo que ha duplicado la capacidad de exposición del edifico original y que ha sido diseñada por el estudio de arquitectos Christ & Gantenbein. Si os gusta el “impresionismo” este museo es un “must” porque es especialmente reconocido por su colección de arte impresionista, y cuenta con obras emblemáticas de Renoir, Degas, Monet, o Pissarro entre otros. Precisamente este año, el Museo del Prado le ha devuelto el favor que le hizo el Kunstmuseum en el 2015, cuando le prestó diez pinturas de Pablo Picasso, y le ha cedido veintiséis obras maestras del siglo XV-XVIII que se exponen bajo el título ¡Hola Prado! desde abril al 20 de agosto de 2017.

El Museo Tinguely, construido por el arquitecto suizo Mario Botta y dedicado a la obra de Jean Tinguely, uno de los artistas suizos más innovadores e importantes del siglo XX, nacido en Basilea en el 1925. Además de esculturas, la colección incluye una gran cantidad de dibujos, documentos, carteles de exposiciones, catálogos y fotografías.

Además, para poner la guinda al pastel, Basilea es considerada la meca para los aficionados a la arquitectura. La gran riqueza, generada por la industria química y laboratorios, en una sociedad tolerante y culta ha sido el desencadenante de tan alta inversión en arte y arquitectura. Impresiona conocer el número de edificios de arquitectos famosos que hay; para nombrar algunos, Vitra Campus de Herzog & de Meuron, Feuerwehrhaus de Zaha Hadid, Campus Novartis con edificios de Frank Gehry, Tadao Ando, Sanaa, Peter Märkli y muchos otros, la Fundación Beyeler de Renzo Piano, Schaulager de Herzog & de Meuron, el Museo Tinguely de Mario Botta; el Museo de las Culturas también de Herzog & De Meuron …

Pero no todo es arte, hay un dato curiosísimo que seguro no se le escapa a ningún visitante a la ciudad: el “Rheinschwimmen” o lo que viene a ser el hecho de dejarte llevar por la corriente del río Rin aguas abajo. Este deporte se ha convertido en un verdadero evento social en la ciudad. En épocas cálidas verás a grupos de personas flotando en el rio dejándose llevar por la corriente. La curiosidad es que suelen utilizar una bolsa flotador llamada Wickelfisch con forma de pez. La bolsa sirve para guardar tus pertenencias y también para flotar. Las hay de muchos colores llamativos y es divertidísimo ver a los bañistas en el rio con estas bolsas coloridas darle un toque de diversión al Rin.

Basilea es sin duda una ciudad única que bien merece una visita; además está tan sólo 2 horas de avión de España y es una verdadera perla, una maravilla para los sentidos que, si te gusta el arte contemporáneo, no lo debes perder.